Nakameguro (中目黒)
Hace unas semanas estuve por la zona de Nakameguro, una tranquila zona al sur de Shibuya conocida por sus cafés a los lados del río Meguro.
En las tardes-noches de primavera y verano las tabernas (飲み屋) y los restaurantes de carne a la brasa (焼肉屋) se llenan de gente que sale a relajarse tras un día de trabajo y aunque se ve bastante gente por la calle, la zona nunca pierde su ambiente de relativa tranquilidad.
Especialmente recomendable es darse un paseo por la zona durante la floración de los cerezos. Es, de hecho, uno de los lugares más recomendados para ver el sakura en Tokyo.
Los cerezos que hay a ambos lados del río se unen creando un túnel de flores. En realidad, al tratarse de calles estrechas, las flores de los cerezos lo cubren prácticamente todo.
En esta ocasión sólo tenía a mano la cámara del iPhone, que es con la que saqué todas las fotos de esta entrada.
Aunque yo esta vez sólo estuve de día, a ser posible hay que venir al anochecer, que es cuando los farolillos y otras luces colocadas durante esta época iluminan los árboles.
La zona es fácilmente accesible desde las estaciones de Meguro o Nakameguro, y la zona a recorrer sigue el curso del río más o menos entre estas dos estaciones.
Zenkô-ji y castillo de Matsumoto
La tarde del día que fuimos a Jigokudani Yaen Kôen la dedicamos a visitar el templo Zenkô-ji (善光寺, “templo de la buena luz”), uno de los templos budistas más famosos de Japón. Debido a que llegamos al anochecer el templo ya estaba cerrado y no pudimos verlo por dentro, aunque yo ya estuve aquí hace unos años y pude hacerlo entonces. Se dice que contiene la estatua de Buddha más antigua de Japón, aunque no se muestra al público. La leyenda dice que, en una de las numerosas batallas que tuvieron lugar por estos lares, la estatua acabó en un río cercano, pero fue encontrada por un señor feudal llamado Yoshimitsu Honda, quien la devolvió al templo. Otra de las lecturas de “Yoshimitsu” es “Zenkô”, por lo que el templo adoptó ese nombre en muestra de agradecimiento a Yoshimitsu.
Hondô (本堂), o sala principal del templo.
Tan interesante como el templo son los alrededores de éste, llenos de otros templos menores, así como numerosas tiendas y restaurantes tradicionales, aunque por desgracia a esas horas las tiendas ya estaban cerradas.
Tras la visita nos dirigimos hacia Matsumoto, una ciudad a unos 70 km de Nagano. Esa noche nos alojamos en un hostal que por el precio estaba muy bien, y a la mañana siguiente fuimos a visitar el castillo de Matsumoto. Aunque nosotros íbamos en coche, se puede acceder al castillo fácilmente desde la estación de Matsumoto.
El día amaneció nublado, por lo que las fotos que tomé no son nada del otro mundo. No obstante, el emplazamiento del castillo, en el centro de una llanura rodeada de montañas es bastante bonito.
El castillo de Matsumoto tiene el apodo de “castillo del cuervo” (烏城) debido a su color negro. Está rodeado por un foso con cisnes y carpas y, junto al castillo de Himeji y al de Kumamoto, es uno de los tres castillos más importantes del país. Es Tesoro Nacional.
Al contrario que en otros castillos (como el de Osaka) el interior está relativamente bien conservado, por lo que se puede ver la estructura original. Además, en la segunda planta hay una exposición de armamento de la época.
Aunque desde fuera no se aprecia, tiene una planta extra, destinada a guardar tropas y material adicional en caso de ataque, una planta con la que los atacantes no esperan encontrarse.
El castillo se eleva hasta los 30 metros, por lo que las vistas desde la última planta (que era ocupada por el Shôgun) son bastante buenas (a pesar de que ese día casi no se vieran las montañas a causa de las nubes).
El castillo fue subastado a principios de la era Meiji (1872), cuando se puso fin al sistema feudal. Como en el caso de tantos otros castillos durante esa época, el gobierno decidió que no podría hacer frente al gasto que suponía su mantenimiento y lo puso en venta. Por suerte, ciudadanos locales se hicieron con él, por lo que se ha conservado hasta ahora.
En Matsumoto hay otros lugares de interés además del castillo, como la zona antigua de la ciudad (“Nakamachi”), donde se conservan casas de la época, así como el museo de Ukiyo-e, un tipo de xilografía. Aunque tengo muchas ganas de ver este último, no pudo ser esta vez, pues teníamos que salir hacia las montañas de Kamikôchi, considerado por muchos japoneses el lugar más bonito de Japón.
Jigokudani Yaen Kôen (地獄谷野猿公苑)
Sí, esta entrada va de monos.
Hace un tiempo comenté que, aprovechando que mi hermano había venido a Japón, estuvimos este verano por los Alpes Japoneses junto a un amigo. Empezamos la ruta saliendo de Tokyo y yendo a la prefectura de Nagano, concretamente al Jigokudani yaen kôen (“parque de monos salvajes del valle del infierno”), un famoso parque donde es posible ver varios centenares de macacos japoneses en libertad.
Los monos se han establecido en esta zona debido a que hay varias fuentes de aguas termales donde pueden calentarse durante el gélido invierno de Nagano. Como curiosidad, el macaco japonés es el único primate (aparte del hombre, claro) que vive en zonas de nieve. Aunque en Japón no es raro encontrarse monos salvajes en las zonas rurales, si uno quiere verlos aquí se asegura la jugada.
Nosotros fuimos en verano, por lo que los monos estaban más pendientes de jugar con los visitantes (especialmente los más pequeños) o de pelearse entre ellos que de bañarse.
Aunque el parque queda un poco lejos de las principales rutas turísticas, si se dispone de un día vale la pena combinar esta visita con la de la ciudad de Nagano, capital de la prefectura homónima. Si se dispone de un día más recomiendo visitar Matsumoto, cosa que también hicimos nosotros.
Aunque en nuestro caso fuimos en coche, se puede llegar al parque en transporte público desde Tokyo: primero se coge el shinkansen Asama en Tokyo o Ueno hasta la estación de Nagano (una hora y media), después otro tren local hasta la estación de Yudanaka (45min), y de ahí un autobús o un taxi hasta la entrada del parque. Desde la entrada del parque hasta la zona donde están los monos hay un paseo de unos 20 minutos.
Vale la pena, no sólo por ver a los monos, sino también por el paisaje de montaña que se puede contemplar. Nosotros, tras la visita, nos fuimos a la ciudad de Nagano a pasar la tarde. Otro día hablo de ello.
Nueva ruta de bajo coste Tokyo-Kuala Lumpur
Hoy se ha hecho público oficialmente que AirAsia, la compañía líder entre las aerolíneas low cost del sudeste asiático, va a inaugurar una ruta entre el recientemente ampliado aeropuerto de Haneda, en Tokyo, y la capital malaya. Se convertirá así en la primera compañía de vuelos internacionales de bajo coste en operar en Tokyo, y en la segunda en Japón, tras la llegada de Cebu Pacific Air al aeropuerto de Kansai (Osaka) hace unos meses.
La compañía empezará a operar a partir del próximo 9 de diciembre, y entre el 23 de septiembre y el 31 de octubre ofrecerá vuelos a partir de 5000 yen. Una vez pasada esta promoción los vuelos costarán entre 10.000 y 22.000 yen (en clase económica).
Habrá tres vuelos semanales disponibles desde Tokyo (los martes, jueves y domingos), todos saliendo a las 23:45 y llegando a Kuala Lumpur a las 6:30h del día siguiente. Desde Kuala Lumpur saldrán a las 14:30, llegando a Tokyo a las 22:30h de ese mismo día.
AirAsia parece estar interesada en abrir nuevas rutas a otras ciudades japonesas más adelante. Una muy buena noticia en estos tiempos de crisis, a ver si cunde el ejemplo y poco a poco la competencia hace que los precios de los vuelos bajen en un país que prácticamente no sabe lo que es volar a bajo coste.
Una vez en Kuala Lumpur se puede volar a otras ciudades asiáticas a bajo precio con cualquiera de las muchas compañías low cost que hay disponibles.
Avión de AirAsia con el que llegué a Kuala Lumpur desde Phuket hace escasas semanas.
Un A330-300 recientemente adquirido será el que cubrirá la ruta.
Nippori (日暮里)
Nippori es uno de esos barrios residenciales que no figuran en los típicos itinerarios que uno hace al visitar Tokyo. Se encuentra a pocos minutos de Ueno en la misma línea Yamanote.
Al igual que otras zonas del norte de Tokyo, se trata de una de las zonas antiguas de la capital (shitamachi), que no fue tan castigada durante los bombardeos de la 2ª Guerra Mundial.
Vale la pena alejarse un poco del bullicio del centro y dedicarle un par o tres de horas para hacerse una idea del ambiente que debía haber hace unas décadas, especialmente para aquellos que no vayan a visitar Kyoto u otra ciudad antigua.
Bajando en la estación de Nippori, y saliendo por la salida sur uno ve una pequeña cuesta a la izquierda que da al cementerio de Yanaka. Es una oportunidad de ver un típico cementerio japonés, con sus tumbas y tablillas conmemorativas.
Continuando un poco más adelante uno ya se empieza a adentrar en la zona más residencial. En esta zona lo más interesante es la Yanaka Ginza Shôtengai (谷中銀座商店街), una calle de tiendas típicas en la que se puede encontrar desde tiendas de comida preparada hasta locales de artesanía (a destacar las que venden productos de té).
El Meg-Rin, un autobús “retro” que recorre la zona de Asakusa, Ueno y Yanaka.
La calle Yanaka Ginza Shôtengai.
Tras la visita, uno puede aprovechar para visitar Ueno, Asakusa o Akihabara, que quedan bastante cerca de aquí.
Tokyo Sky Tree, el edificio más alto de Japón
Ayer fui al barrio de Sumida a ver la Tokyo Sky Tree, de la que ya hablé hace un par de años.
Resulta que precisamente anteayer 29 de marzo la torre alcanzó los 338 metros, sobrepasando así a la Torre de Tokyo (333 metros) y convirtiéndose ya en el edificio más alto de Japón.
Según me dijo la gente que había allí esto lo anunciaron por televisión, lo que en un país como es Japón al salir de la estación a la calle me encontré con este panorama:
Centenares de personas llenaban cada lugar que había para hacer fotos a la ya emblemática torre.
Aunque en un principio la torre iba a medir 610 metros, al final medirá 634, lo que la convertirá en la segunda estructura más alta del mundo, por detrás del imponente Burj Khalifa.
Cartel que anuncia su altura actual.
Como se puede ver, el barrio en el que se ubica es bastante antiguo. Con la construcción de la torre (y sus respectivos centros comerciales, etc.) se pretende dar vida a esta zona alejada de los puntos turísticos de la ciudad. Por lo que pude ver ayer estoy seguro de que lo conseguirán.
Aunque en la base es triangular, a medida que sube la torre se va haciendo cilíndrica.
Evidentemente, cuando se inaugure en la primavera de 2012, la antigua Torre de Tokyo perderá una gran cantidad de visitantes. Se espera que la construcción se finalice en diciembre de 2011, y su observatorio más alto estará a 450 metros.
Actualización: añado un vídeo que salió hace unos días en el diario Mainichi News.
Kurama (Kyoto) y su onsen
El otro día, explicando la excursión que hice a las montañas del norte de Kyoto me quedé en la travesía que hice a través del bosque. Hoy retomo el relato para hablar un poco del pueblo que hay al otro lado del bosque, Kurama (鞍馬).
Como dije, yo empecé yendo al pueblo de Kibune, y de ahí pasé a Kurama, para poder acabar la tarde en el onsen (baño termal) que hay en el pueblo. Hacer la ruta inversa también es perfectamente posible.
La caminata dura unos 40 minutos. Independientemente de por dónde se empiece, en la primera parte hay que ir subiendo hasta la cima del monte Kurama, a 584 metros. Después sólo es cuestión de ir bajando hasta llegar a la zona del pueblo.
El bosque en sí no tiene nada de especial, pero como curiosidad gran parte del camino está lleno de raíces de los árboles que hay a los lados.
Tras unos 35 minutos de travesía se empieza a ver el valle de de Kurama.
El pueblo es famoso, además de por su onsen, por el templo que tiene. Fue en esta zona donde se creó a principios del siglo XX la técnica del reiki.
El templo de Kurama está construido en la ladera del monte, por lo que está lleno de escaleras y cuestas.
Había bastantes cerezos, por lo que supongo que debe ser bonito durante la época de floración, un par de semanas más tarde de cuando yo estuve.
Al llegar al pueblo me dirigí hacia el onsen, caminando por la calle principal hasta el final del pueblo. Tampoco hay mucho más que ver en Kurama, la verdad.
El onsen forma parte de un ryokan (旅館), una posada tradicional japonesa. Los visitantes que no se alojen en él pueden acceder al rotemburo (露天風呂, baños al aire libre, normalmente con vistas a las montañas de la zona) pagando 1.100 yen (más información aquí). Justo en ese momento empezó a llover un poco, por lo que la experiencia de bañarse se hizo más agradable.
Debo decir, sin embargo, que a pesar de la fama que tiene este lugar no creo que la merezca en absoluto. Me gustan mucho los onsen, y he estado en decenas de ellos, y puedo decir tranquilamente que este no es ni mucho menos de los mejores. Al este de Tokyo, por ejemplo, hay onsen bastante mejores que este. Es, sin embargo, una de las opciones más asequibles que hay en la zona de Kyoto.
Aunque por razones de privacidad está prohibido tomar fotos dentro, la gente que estaba bañándose me dijo que no tenían ningún problema en que hiciera fotos. Yo, por si acaso, censuro.
Las zonas de baños para hombres y mujeres normalmente están separadas.
Antes de entrar en un baño termal hay una habitación con taquillas para guardar la ropa. A continuación uno pasa a una zona donde se lava bien antes de meterse en la zona de baños. Las toallas se pueden traer de casa o alquilarlas allí mismo.
Tras el baño, una furgoneta que sale regularmente desde la misma puerta del ryokan nos llevó a la estación de Kurama, aunque también se puede volver caminando perfectamente si no se quiere esperar a que salga la furgoneta. Durante el trayecto, un señor japonés que había estado en el rotemburo conmigo me pidió que le hiciera de traductor para hablar con un chico francés que iba con él. Resulta que el chico lleva varios años visitando Kyoto, aunque no habla absolutamente nada de japonés, y el señor sólo habla japonés, por lo que la manera de comunicarse era bastante divertida y me había servido de entretenimiento mientras me bañaba en el rotemburo.
Delante de la estación de Kurama hay una cara de un tengu (天狗), un tipo de yokai, divinidades del folclore japonés que van desde lo malvado a lo travieso y que incluyen también entre otros a los kappa o a los zorros de nueve colas. Un tipo de tengu son los yamabushi tengu (山伏天狗, “tengu ermitaño de la montaña”), fácilmente reconocibles por su cara totalmente roja y su nariz exageradamente larga. La tradición dice que en las montañas de Kurama habita el rey de los tengu, que instruyó a Minamoto no Yoshitsune en el arte de la espada, historia representada en numerosos medios, como cuadros o representaciones de teatro No.
Esperando el tren a Kyoto en la estación de Kurama.
Para acabar, un vídeo que tomé en el tren de vuelta. Es un poco chapucero, pero servirá para hacerse una idea de cómo es el Japón rural a quien no lo haya visto nunca (se puede ver en alta definición aquí o pulsando el botón “HD” del video).
Kibune (Kyoto)
Como comenté hace unos días, la semana pasada tuve que ir a Osaka, y aproveché entre otras cosas para visitar lugares en Kyoto y sus alrededores a los que no había ido todavía, a pesar de haber estado varias veces en Kyoto.
Uno de los lugares que visité es un pueblo que hay a unos 10 km al norte de Kyoto llamado Kibune (貴船). Para llegar hasta allí hay que ir primero a la estación “Demachi Yanagi” de la línea Keihan, al norte de Kyoto, cerca del río Kamo. Una vez en Demachi Yanagi hay que coger allí mismo un tren rural (línea Eizan) que nos llevará hasta Kibune por algo más de 400 yen en unos 20 minutos.
Una vez se baja en la estación Kibuneguchi (貴船口) hay una carretera que sigue el río Kibune. El pueblo está a unos 30 o 40 minutos andando carretera arriba. Se puede ir en autobús, pero la gracia está en ir viendo el paisaje mientras se sube.
Vista del río y la carretera nada más bajar en la estación de Kibuneguchi.
El río está muy limpio, no sé si se puede beber el agua, pero tenía muchos peces, y es una zona donde las luciérnagas crían en verano.
El río tiene innumerables saltos de agua.
Kibune es un lugar famoso por sus caros ryokan (posadas tradicionales japonesas) que sirven comidas en verano en plataformas sobre el río (kawayuka, 川床), que baja serpenteando por el pueblo. Una comida cuesta a partir de 6.000 yen, y una cena unos 10.000 yen. Podéis encontrar los ryokan aquí.
Cruzando ese puente rojo se accede a un camino entre el bosque que lleva a otro famoso pueblo, Kurama (鞍馬).
Muchos de los turistas que vienen al pueblo lo hacen para visitar su santuario sintoísta, subiendo esas escaleras.
El santuario es famoso por tener unos omikuji un tanto especiales. Los omikuji son unos papelitos que se compran en los santuarios y que, según el rito sintoísta, predicen el futuro. Normalmente sólo hay que abrirlos, pero aquí lo que hay escrito aparece tras mojarlos en agua, como en la del pilón de la fotografía de arriba.
Otro de los muchos ryokan que hay.
Tras visitar el pueblo, crucé el puente rojo de antes y me dirigí a Kurama, a unos 40 minutos andando a través de un camino de bosque. Otro día continuo explicando cómo fue.
“Ume”, la flor del ciruelo
Aunque en la actualidad el cerezo es el árbol por excelencia para hacer hanami (la contemplación de los árboles en flor) hay otros árboles que los japoneses se reúnen para ver al llegar la primavera. En este caso hablaré de los ciruelos (ume,梅) , los más apreciados tras los cerezos. Lo cierto en que en el período Nara los ciruelos eran los árboles más mencionados en las poesías y relatos, aunque más tarde el cerezo ganó el protagonismo.
El fin de semana pasado aproveché que el lluvioso tiempo que hemos tenido últimamente nos dio una tregua para visitar el mejor lugar con diferencia en las cercanías de Tokyo para ver las flores de los ciruelos (el siguiente sitio ya está al norte de Saitama, bastante lejos de la capital, y se dice que no es tan bueno como este). El parque en cuestión se llama Yoshino Baigo (吉野梅郷), y se encuentra en Ome (青梅), que significa ciruelo verde (o azul). Para llegar hasta allí hay que coger la línea Chuo rápida (naranja) en dirección a Ome hasta la estación de Hinatawada (日向和田).
Aunque debido a la cantidad de gente que va se recomienda visitar la zona entre semana, yo sólo podía ir el sábado, así que el lugar estaba bastante lleno de gente.
No, no es la estación de Shinjuku.
Habían montado un matsuri con varios yatai (tenderetes de comida).
Un templo de camino al parque.
De hanami… bajo un ciruelo aún sin flores.
La flor se parece a la del cerezo, aunque cuando el árbol está en flor no es ni mucho menos tan espectacular como el cerezo.
Todavía quedaba bastante de la nieve que había caído una semana antes.
Hay quien aprovechaba para hacerse una sesión de fotos.
Más nieve… ¡y eso que estábamos a unos 20ºC!
Por ese puente hacía unos segundos que habían pasado dos chicas en kimono. Habría sido una buena foto, pero no me dio tiempo a montar el objetivo con zoom.
El parque normalmente es gratuito, excepto en esta época, en que cuesta 200 yen.
En Kansai
Este domingo tengo que ir a Osaka por temas académicos. Estaré por la región de Kansai hasta el viernes 19, así que no creo que pueda actualizar el blog (tal vez alguna entrada corta si tengo tiempo).
Voy a aprovechar que estaré también en Kyoto un par de días para ver un evento que hace tiempo que quiero ir a ver.
Espero poder hacer bastantes fotos. A la vuelta os cuento.
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